Cada generación tiene su forma de divertirse. Los que ahora andamos rondando los sesenta no fuimos menos, y si no, que os cuenten, que os cuenten los marchosos y las marchosas que tenéis en casa, pues aunque ahora los veáis tranquilos viendo la televisión y cuidándose el colesterol, ¡menuda marcha tenían!
Y una observación: El botellón lo inventamos nosotros, que quede claro.
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