2013-06-02

PÁGINAS DEL LIBRO: De 092 a 105


     Con el paso de los años miro hacia atrás y veo a un niño al que en algunas ocasiones montaban en un caballo blanco, otras, en un burro, y, la mayoría, en un carro, para llevarlo al colegio. Eran los primeros días de mi estancia en Tiétar. Las escuelas aun no se habían terminado de construir y las únicas clases que recibíamos un grupo muy reducido de niños, las impartía, en su casa en las afueras del pueblo, una maestra, sin plaza, esposa del Guarda Caminero. Mis padres y mis hermanos, para ir a trabajar a la parcela, tenían que pasar por su puerta. Cada día, alguno de ellos, realizaba la tarea de dejarme y de recogerme.
     Aquel fué el primer colegio que hubo en nuestro pueblo y nosotros los primeros alumnos. No recuerdo quiénes fueron mis compañeros de clase ni tampoco lo que aprendimos, pero sí recuerdo que yo tuve la gran suerte de que algunas veces me llevaran, a aquel colegio, montado en un caballo blanco llamado "Cano". 
















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